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Tal vez no haya venido esta noche insinué.
Seguro. Es el que te hizo caer debajo la mesa.
¿De veras?
¿Dónde puede estar?
La última vez que le vi estaba como dormido en tierra respondí . Le aticé y cayó
por la barandilla.
¡Sopla! exclamó, con el rostro iluminado por una sonrisa. Luego se levantó, se
dirigió al Círculo y se enfrentó con los últimos adversarios. Por fin, alzó ambas manos.
¡Rat-Gallion tiene el campeón! gritó . Aquí tenéis a Drgon...
Se oyó un grito a sus espaldas. Me volví y vi a Torbu, con el pelo enmarañado y el
semblante color púrpura, pasando por en medio del gentío.
¡Un instante! siguió gritando . ¡Yo soy aquí el único campeón! le atizó un
puñetazo a Cagu. Éste se dobló.
Drgon te noqueó, ¿no es cierto? Pues bien, él es el campeón profirió Cagu.
No es verdad barbotó Torbu . Fue un golpe a traición.
¿Sí? ¡Vamos, Drgon! Ahora verán... me arrastró hacia el Círculo. Torbu se giró en
redondo y le propinó un fuerte golpe a Cagu en la barbilla; el¡viejo luchador cayó cuan
largo era. Me ayudaron a levantarle y le llevamos a una silla. Un hombre se inclinó sobre
él, cogiéndole de la muñeca. Le aparté y miré a Cagu. Busqué su pulso. No lo encontré.
Cagu había muerto.
Torbu estaba en el centro del Círculo, boquiabierto.
¿Qué...? empezó a decir. Di un salto y le apliqué un gancho de izquierda. Luego
otro de derecha. Cayó como una losa.
Jadeante, volví la mirada hacia Cagu. Su cara llena de cicatrices, blanca como la cera,
había adquirido una pacífica expresión. Alguien había ayudado a Torbu a levantarse.
Bien, la diversión había concluido. Lo único que me quedaba por hacer era llevarme a
casa el cadáver.
Me incliné hacia Cagu, que estaba tendido en el suelo. Torbu se acercó al cadáver.
Una lágrima le corría por la mejilla. Se la quitó de un papirotazo.
Lo siento, amigo exclamó . No quise hacerlo.
Levanté a Cagu, me lo cargué a la espalda y empecé a abrirme paso por entre los
espectadores hasta salir del Palacio de la Alegría.
Dejé a Cagu sobre un camastro del barracón de los guardaespaldas, y luego me
acerqué con la docena de luchadores que estaban contemplando estupefactos el cadáver.
Cagu era un buen hombre les dije . Ahora está muerto. Murió como un animal...
por nada. Se han acabado todas sus vidas, ¿lo entendéis, muchachos? ¿Qué os parece?
Hablas como si nos lo reprochases replicó Mull . Cagu también era un luchador.
Y era mi camarada.
¿Quién fue Cagu hace mil años? grité .
Y vosotros? Vallon no ha sido siempre así. Hubo fina época en que cada hombre era
su Amo...
Tú no eres de la Hermandad... empezó a decirme un luchador.
¿Así lo llamáis? Éste es otro nombre para el bandidaje. Un tipo medio inteligente se
nombra dictador...
¡Tenemos nuestro Código! exclamó Mull . Nuestra tarea consiste en proteger al
Amo... No en escuchar las blasfemias de un recién llegado ignorante.
¡Yo no soy un recién llegado ignorante! rezongué . ¡Estoy hablando de rebelión!
Muchachos, vosotros poseéis los músculos y el valor dentro de la organización. ¿Por qué
no os enfrentáis con el patrón, en lugar de asesinaros mutuamente para diversión suya?
Antaño nacisteis libres... y moriréis esclavos, como ha muerto el pobre Cagu.
Hubo un colérico clamor. Torbu penetró en el barracón, con la expresión turbada. Yo
me subí a una mesa, dispuesto a iniciar el motín.
¿Qué pasa aquí? preguntó Torbu.
¡Este fulano! ¡Está impulsándonos a la rebelión alguien.
¡Quiere que vayamos a enfrentarnos con el Amo Qohey!
Torbu se acercó a mí.
Tú eres forastero en Bar-Ponderone. Cagu me dijo que eras un buen chico. Me has
vencido y no te guardo rencor. Pero no busques jaleo. Nosotros tenemos nuestro Código
y nuestra Hermandad. Amo Qohey no es peor que otros Amos... y, según el Código,
hemos de estar a su lado.
Escuchadme grité sin hacerle caso . Yo conozco la historia de Vallon. Sé lo que
fuisteis antes y lo que podéis volver a ser. Todo lo que tenéis que hacer es conseguir el
poder. Puedo llevaros a la nave en que viste. A bordo hay varillas de sabiduría, y en ellas
veréis...
¡Ya está bien! rugió Torbu, trazando un signo cabalístico en el aire . Esto es
tabú, y no queremos tener nada que ver con brujos ni demonios.
¡Es tabú para obligaros a manteneros alejados de las ciudades antiguas! ¡Es tabú
para que no descubráis la verdad!
Está bien, entonces replicó Mull . ¡Ve tú a ver a Qohey!
¡Vayamos todos a ver a Qohey! quise animarles.
Esto es algo que tendrás que hacer solo me indicó Torbu . Y ahora será mejor
que te vayas, Drgon. Sé lo que sientes por la muerte de Cagu... pero no te propases.
Comprendí que estaba derrotado. Eran tan obstinados como una reata de mulas... y
casi tan inteligentes.
Torbu me hizo un gesto. Le seguí afuera.
¿Quieres cambiar el orden de las cosas, eh? Te entiendo. No eres el primero en
pensar lo mismo. Pero no podemos ayudarte. Seguro, las cosas no son como antes... y
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