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distancia, más el truco de un jockey poco popular, todo apuntaba a una galopada
con buenos beneficios. Miré el totalizador. En la línea de la mañana estaba a 5.
Ahora había pasado a 7 a 1.
-Es el número 6 -le dije a Vi.
-No, ese caballo es de los que se desinflan -dijo ella.
-Ya -dije yo, y me fui a ponerle 10 pavos a ganador al 6.
El 6 cogió la punta al salir de los cajones, fue marcando el paso en la recta de
enfrente y entonces con un fácil esfuerzo sacó un cuerpo y medio de ventaja. Los
demás le seguían. Se figuraban que el 6 cogería al mismo ritmo la curva y luego
apretaría al entrar en la recta, entonces ellos irían a por él. Esa era la forma
habitual de proceder. Pero el preparador le había dado al chico instrucciones
diferentes. En mitad de la curva el chico aflojó las riendas y el caballo salió
disparado hacia delante. Antes de que los otros jockeys pudieran reaccionar, el 6
les sacaba 4 cuerpos de ventaja. Al entrar en la recta el chico le dio un pequeño
respiro, miró atrás y luego volvió a arrearle. Estaba saliendo bien. Entonces el
favorito a 9/5 salió del paquete de atrás, y el hijo de puta se movía de verdad.
Estaba tragándose los cuerpos de ventaja con facilidad. Parecía que iba a llegar a
alcanzar a mi caballo. El favorito era el número 2. A mitad de la recta, el 2 estaba a
medio cuerpo del 6, entonces el chico del 6 empezó a darle al látigo. El jockey del
favorito había venido ya dándole al látigo. Siguieron durante el resto de la recta de
igual forma, con ese medio cuerpo de diferencia, y así es como llegaron a la meta.
Miré el totalizador. Mi caballo había subido a 8 a 1.
Volvimos al bar.
-La carrera no la ha ganado el mejor -dijo Vi.
-A mí no me importa cuál sea el mejor. Sólo me interesa el que llegue primero.
Pide lo que quieras.
Pedimos.
-Está bien, chico listo. A ver si aciertas el siguiente.
-En seguida te lo digo, nena. Después de los funerales soy un demonio.
Apoyó aquella pierna y sus pechos contra mí. Tomé un sorbo de escocés y abrí el
programa por la tercera carrera.
Eché un vistazo. Aquel día iban a cargarse a la gente. Acababa de ganar el caballo
de estirón temprano, así que ahora el público estaba predispuesto a los caballos de
salida rápida más que a los rematadores. La gente sólo puede guardar una carrera
en su memoria. En parte es por culpa de los 25 minutos de espera entre carrera y
carrera. Sólo pueden pensar en lo que acaba de ocurrir.
La tercera carrera era de 1.200 metros. Ahora el caballo veloz, el de salida rápida,
era el favorito. Había perdido su última carrera por corta cabeza en 1.400 metros,
manteniendo el primer puesto durante todo el recorrido hasta el último tranco,
donde le habían cazado. El caballo n .o 8 era el que andaba más cerca de él. Había
estado 3 °, a cuerpo y medio del favorito, acortando gran distancia en el remate
final. La gente se figuraba que si el 8 no había alcanzado al favorito en 1.400
metros, cómo coño iba a cazarlo con 200 metros menos de carrera. La gente
siempre volvía a sus casas sin un pavo. El caballo que había ganado la carrera de
1.400 metros no corría hoy.
-Es el número 8 -le dije a Vi.
-La distancia es demasiado corta. Nunca lo conseguirá -dijo Vi
El 8 había subido de 6 a 9 a 1.
Cobré lo de la carrera anterior y puse diez pavos a ganador al 8. Si apuestas
demasiado fuerte, tu caballo pierde. O cambias de idea y apuestas a otro. Diez a
ganador era una buena y cómoda apuesta.
El favorito tenia buena pinta. Salió de los cajones primero, cogió la cuerda y sacó
dos cuerpos de ventaja. El 8 corría abierto, siguiente al último, acercándose
gradualmente a la cuerda. El favorito todavía prometía bastante al entrar en la
recta. El chico empezó a bracear al 8, que ahora iba el quinto, y le hizo probar el
látigo. Entonces el favorito empezó a flojear, pero todavía llevaba dos cuerpos de
ventaja en mitad de la recta. En ese momento el 8 se disparó, volando como el
viento, y ganó por dos cuerpos y medio cíe ventaja. Miré el totalizador. Seguía 9 a
1.
Volvimos al bar. Vi apoyó de veras su cuerpo sobre mí.
Gané 3 de las 5 carreras restantes. Por aquel entonces sólo se corrían 8 carreras en
vez de 9. De cualquier forma, con 8 carreras fue suficiente aquel día. Compré un
par de cigarros puros y montamos en mi coche. Vi había venido en autobús. Paré
para comprar una botella y luego fuimos a mi casa.
12
Vi echó un vistazo a su alrededor. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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